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¿Eres adult@ y quieres comenzar a bailar ballet? ¿eres adult@ principiante en ballet? ¿comenzaste ballet de joven o joven adult@? Si te identificas con alguna de estas preguntas, este artículo es para ti. En este espacio vamos a compartir preguntas que much@s hemos tenido sobre bailar ballet en la adultez y bailar como principiantes. Entrevistamos a Hermann Ramírez, bailarín profesional de la ciudad de Medellín y maestro de ballet de grupos de jóvenes y adult@s principiantes, y quien también está terminando sus estudios de Licenciatura en Danza en la Universidad de Antioquia. Aquí les compartimos este espacio de conversación:

 

Clara: ¿Cómo ha sido tu formación y exploración en la danza, y cuándo comenzaste a bailar ballet?

Hermann: “Yo empecé desde muy pequeño a bailar folclor colombiano. Vine a Medellín a los 18 años. Siempre me llamó la atención bailar, pero no de una manera profesional por el susto económico de que “del arte no se vive”. Entré al grupo de folclor Tierra Antioquia, y conocí a alguien que estudiaba Licenciatura en Danza, yo tenía 24 años y estudiaba ingeniería. Investigué cómo era la licenciatura y entré. Me enamoré del ballet una vez que vino el ballet de Rusia e hicieron una clase abierta para ir a observar. Investigué y llegué al Ballet Metropolitano. Bailé mucho danza contemporánea con grupos y colectivos. Empecé en ballet, vi clases con Leonor, vino Alice Arja de Brasil. Yo estaba en la película de que quería hacer ballet, entrenaba un montón y me gané una beca completa para ir a Brasil. Ahí comenzó el viaje. Entendí que empecé muy tarde y que mi corporalidad no era la “indicada”, porque el ballet tiene unas formas específicas de rotación, alargamiento, y hay una figura europea idealizada, entonces entrar a esa dinámica fue difícil y frustrante. Mis compañeros eran 10 años menores que yo. Fue entender a reconocer mi cuerpo, y también ir rompiendo esquemas, si el cuerpo está bien entrenado, bien cuidado, puede llegar, con entrenamiento extra. La compañía se formó en el 2018, entonces se hicieron las audiciones, y entré. Ahí ya empezó esa otra etapa de formación más profesional.”

 

C: ¿Cómo es bailar ballet en la adultez? ¿Qué debemos tener en cuenta como adult@s con nuestros cuerpos?

H: “Lo más importante es reconocer el cuerpo y sus condiciones al iniciar. Si trabajas en una oficina, tu postura está adaptada a estar sentado, lo que puede dificultar las extensiones de pierna y la rotación. Ver cómo está el cuerpo y qué vicios tiene, uno tiene muchos vicios, cosas naturales, formas de pararse, posturas. De ahí es empezar a potenciar y fortalecer estas cosas en específico. Para mí el thera band ha sido un acompañamiento maravilloso, no es como el gimnasio donde se trabaja con peso, que es algo complejo y un poco fuerte para el cuerpo, el thera band ayuda con la resistencia y fortalecimiento desde el movimiento y el estiramiento. El reconocimiento corporal: qué necesito potenciar, alinear, para poder ejecutar bien.”

 

C: Desde tu experiencia como profesor y como bailarín ¿qué retos tiene comenzar a bailar como adult@?

H: “Muchísimos. También eso va dependiendo de las personas. Todos somos diversos: algunos tienen buen ritmo y musicalidad pero carecen de condiciones físicas como rotación o flexibilidad. Otros tienen una buena corporalidad para el ballet, pero les falta ritmo y armonía. Entonces eso va dependiendo de la parte personal: ¿qué debo trabajar? Ahí se van generando los retos. A mí me gusta mucho trabajar desde lo somático, con las herramientas que te ayudan a trabajar desde la propiocepción, y entender cómo estoy, cómo es mi cuerpo. Es como si fueran puertas al universo, al universo del ballet, al conocimiento. Cada vez que voy abriendo una nueva puerta, voy generando necesidades, investigo más.”

 

C: ¿Cuáles son los problemas a los que nos podemos enfrentar l@s bailarines adult@s?

H: “Cuando uno es niño el cuerpo está creciendo y se está formando, un niño se cae y se fractura una mano, y a la semana ya está bien. Evidentemente a medida que uno crece el desgaste físico se va viendo, y la recuperación se va volviendo un poco más lenta. El ballet es anti anatómico. Es un poco riesgoso por los giros por ejemplo, que son en rotación, se puede salir una rodilla, me puedo caer de un salto, me puedo fracturar, me puedo esguinzar un tobillo. Hay que tener ese cuidado extra porque sí somos más propensos a las lesiones. Entender que la rotación proviene de la cadera y no forzar las rodillas, por ejemplo. En clase hay que ser conscientes del cuidado del cuerpo, hasta dónde puedo llegar, y si ese es mi límite, entonces llego a un poquito menos del límite, y voy fortalecimiento para que ese rango avance un poquito más cada vez. El cuerpo permite cambiar, va cediendo y se va modificando de una manera increíble. Siempre desde el cuidado, tampoco llevarlo al extremo, entender que sí hay que exigirse, no de una manera tan fuerte, sino con mucho cuidado, poco a poco.”

 

C: ¿Qué tienes en cuenta en tus clases para adult@s o cómo es el proceso? 

H: “Cuando se empieza a bailar ballet de pequeños, el proceso es lento y hay niveles específicos a lo largo de 8 años. El ballet es cuadriculado y puede parecer difícil al principio, y la gente ya adulta quiere bailar. Siento que hay que jugar con esa motivación, con ese deseo. Lo que hago en la primera clase es que no sea demasiado fácil; debe mostrar lo que se puede lograr y retar a los estudiantes. Después me retrocedo a explicar el paso a paso de una manera tranquila, amena, que se pueda entender. Para mí en mis clases es fundamental el cuidado del cuerpo y la motivación. Motivación es tú puedes, lo vas a lograr, y si, en este momento no, ahí va poco a poco, no dejarse ganar de la frustración. Las relaciones con el cuerpo pueden ser complicadas, porque todos tenemos historias muy distintas que han generado timidez al mostrar el cuerpo o inseguridades. Por eso observo a mi grupo para unificar su progreso, que todos se sientan motivados y no se queden atrás ni se sientan desanimados. Es un punto medio en que los dos convergen y se sientan bien, es complejo, sí, pero tiene que ir atravesado de la lectura del grupo y del cuidado”.

 

C: ¿Qué tips puedes darles a quienes son bailarines adult@s amateurs o a quienes quieren comenzar ballet en la adultez?

H: “Además del fortalecimiento físico, como con PBT (Progressing Ballet Technique), yoga, pilates, cualquier ejercicio que sea complementario, como el thera band también, es muy importante. También conocer de dónde viene el ballet, qué es y por qué se hace. Conocer el contexto histórico y por qué ciertos movimientos o estilos se desarrollaron de cierta manera ayuda a comprender y disfrutarlo más. Por ejemplo, entender cómo cada época de la historia aportó algo diferente al ballet, desde el romanticismo hasta el ballet clásico, permite conectar con la danza de una manera más profunda. Entonces, ver danza, ver clases, hacer clases con otros profes, porque ese profe que va a tener un mismo objetivo de clase por ejemplo, pero va a comunicar en palabras diferentes, entonces quizás esa forma te va a entrar más fácil que la que yo estoy diciendo, o tiene métodos o formas diferentes, etc.”

C: ¿Cuáles son los beneficios de bailar ballet en la adultez?

H: “Desde que sea de una manera correcta para cada corporalidad, hay muchas cosas positivas. Con la alienación, si hay dolores de espalda, ayuda mucho a fortalecer, sobre todo a la postura. También es una buena terapia para el alma. Tengo varias estudiantes que tienen situaciones o condiciones psicológicas como depresión y ansiedad, y para ellas estar en ballet es un respiro, les ayuda a desestresarse del trabajo y sus actividades del día. Ayuda a soltar, el estar concentrado en la clase, en el cuerpo, en el momento, en el ahora, ayuda a liberar tantas cosas que quizás siempre están ahí en la mente. Para la parte física ayuda cantidades con la postura, con ciertos dolores, fortalecimiento de rodillas, de tobillos,  que sea desde el cuidado. En la parte anímica también ayuda cantidades, incluso algún estudiante me dijo “profe, a mí la danza me salvó la vida”, es muy bonito ver la motivación para venir a clases”.

 

C: Una pregunta que tenemos todas las bailarinas, incluso bailarines, y es sobre el esperado momento de bailar en puntas: ¿Cuánto tiempo nos tardamos en llegar a puntas como adult@s? 

H: “Depende de muchos factores. El primero es la intensidad horaria de clases. Si es una hora a la semana, imagínate. Si, digamos, es un grupo que trabaja tres veces a la semana y es muy juicioso, avanza bastante, yo creería que por ahí en 2 años o un poquito más. Pero es algo que puede tardarse un poquito más. Con las chicas de uno de mis grupos, en 2 años logré montarlas a puntas, ellas han sido un grupo muy juicioso y aumentaron la intensidad. Entonces, es también el pedido que vaya dando el grupo,  que sea juicioso por fuera de la clase, eso es muy importante, uno ve quién trabaja y quién no trabaja por fuera. Entonces esto depende mucho del grupo. Yo creería que de 2 a 3 años, otros maestros de pronto en sus métodos y formas de trabajar, podrían lograrlo un poco antes, entonces es un poco variable.”

C: ¿Qué buenas prácticas debe tener un bailarín adult@ si quiere bailar ballet? 

H: “Además del cuidado del cuerpo y el entrenamiento extra, hay que alimentarse  muy bien. Los hábitos alimenticios son fundamentales. ¿Qué son los hábitos alimenticios? Es realmente entender qué necesito para cuidarme. Puede ser acompañado, si está dentro de la posibilidad, de un nutricionista. Aparte de eso, dormir. La mitad del entrenamiento es el descanso.  Si yo no duermo bien, si no le doy un reposo adecuado al cuerpo, no va a tener tiempo de recuperarse para poder volver a empezar la actividad al otro día, y evidentemente, no voy a responder igual y ahí voy a estar propenso a las lesiones. Todo eso va ligado: cuidado del cuerpo, alimentación y descanso.”

 

C: ¿Cuál es tu motivación y cómo inspiras a tus estudiantes a bailar?

H: “La motivación parte desde el deseo personal y desde la misma inquietud. Yo empecé grande y entendí que sí se podía. En mi proceso de formación fue muy importante entender qué tipo de docente no quería ser, qué prácticas no quería implementar en mis clases o en mi método de enseñar. Me fui llenando de herramientas, fue nutrirme de eso que sí me gusta y eso que no me gusta, para modificarlo en algo que sea positivo. En mis clases no voy a hacer eso de “castrar” a un estudiante, diciéndole que lo está haciendo mal, estás torcido, etc., sino, hay que mejorar esto, vas muy bien. Acompañarlo de algo positivo y motivar, aunque en el momento no esté de la manera más adecuada, va por buen camino, es como primero gatear, caminar y luego correr. Ser empático, con tranquilidad. La frustración limita más que las mismas limitaciones o condiciones físicas. Es también cambiar las formas, “no estás llegando” sino “vas a llegar”.

 

Muchas gracias a Hermann Ramírez por compartir este espacio de diálogo y aprendizaje. Es una gran motivación pensar que como adult@s podemos cumplir el sueño de bailar ballet, siguiendo un proceso con una buena asesoría y cuidado.

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Fotografías por Jūratė Ragaišytė.

Mercadeo Arabesque

Creativa gráfica de Arabesque

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